Furtwängler tenía razón
Por: EL PAÍS | 16 de noviembre de 2012
Por Josep Maria Prat
El director de orquesta Wilhelm Furtwängler
“El arte no tiene nada que ver con mercados de consumo, doctrinas, democracia, comunismo, etc. No tiene nada que ver con el odio entre los pueblos, sea cual sea la razón, el lugar y el modo en que aparezca”. Wilhem Furtwängler
El próximo domingo y con un programa dedicado a Sibelius, Strauss y Beethoven se celebrará el concierto inaugural de La Filarmónica. La cálida acogida que la afición musical de Madrid ha dispensado a la propuesta nos hace pensar que no fue tan mala idea dedicar el nombre de nuestra entidad a la histórica Sociedad Filarmónica de Madrid. Esta entidad impulsada por Félix Arteta Jáuregui con el apoyo de la familia Bauer inició sus actividades en 1901 organizando 596 conciertos hasta su cese el 1936. Con una programación rigurosa y exigente que incluía desde estrenos y primeras audiciones de Falla, Albéniz, Debussy, Ravel y Strauss hasta la integral de los cuartetos de Beethoven, presentó en Madrid a auténticas celebridades como Pablo Casals, José Iturbi, Manuel Quiroga, Wanda Landowska, Nathan Milstein, Alfred Cortot… Dedicada principalmente a la música de cámara, organizó sus conciertos en diversas salas de la ciudad como el Teatro Español, el Hotel Palace, el Teatro de la Comedia…
A lo largo de su existencia contó con un millar flotante de asociados. En la trayectoria de la Sociedad Filarmónica de Madrid y de los aficionados que la sustentaron encontramos el germen de lo que después ha constituido una de las aficiones musicales más ricas, extensas y vertebradas de las capitales europeas. Y esta nueva Filarmónica quiere inserirse y complementar el rico tejido de iniciativas musicales privadas que animan la vida musical madrileña.
Después de 36 años de trayectoria desde GrupCamera vemos culminado un antiguo sueño: presentar nuestra propia programación en Madrid. Actualmente nuestro grupo tiene temporada propia en Barcelona (la más antigua de la ciudad) en Girona, en Vitoria y ahora debutamos en Madrid. Estas cuatro temporadas se complementan con una agencia especializada en giras orquestales y managament de solistas. Nuestra particular estructura y el hecho de actuar al mismo tiempo como agentes y programadores nos permite no limitarnos a comprar conciertos. Cada proyecto debe ser creado en origen y los programas y los itinerarios son decididos de acuerdo con las necesidades de nuestras temporadas. Para ello necesitamos imprescindiblemente del contacto directo con los artistas y con los responsables artísticos de las instituciones. Al cabo de los años, hemos aprendido que todo este trabajo artesanal y detallista acaba influyendo en la calidad de los conciertos. Como aprendimos del gran Maestro Sviatoslav Richter el arte no puede existir sin sorpresa y sentido de detalle.
Las frases de Furtwängler con las que encabezo este artículo están incluidas en el extraordinario libro que bajo el título Conversaciones sobre música publicó en 2011 por la editorial Acantilado. En estas mismas conversaciones que mantuvo en 1937 Wilhem Furtwängler con Walter Abendroth, el gran director de orquesta también afirma: “en lo referente al punto decisivo, a saber, la capacidad artística de expresión inmediata. Es difícil influir en una técnica adquirida como un fin en sí mismo, pero esta a su vez se influye; una técnica estandarizada crea retroactivamente un arte estandarizado”. Poco podía imaginar Furtwängler el rumbo y la trayectoria que Herbert von Karajan, su sucesor al frente de la Filarmónica de Berlín, daría a su orquesta y mucho menos la influencia que tendría para la música y su industria. Porque sólo podemos hablar con propiedad de industria musical clásica a partir de la enorme influencia que tuvo von Karajan en la industria discográfica y en la publicidad y supremacia de la imagen en la organización de los conciertos... y en los honorarios de los artistas. Toda esta gran mercantilización e industrialización de la interpretación musical ha traído consecuencias nefastas: el encarecimiento de los conciertos no subvencionados hasta convertirlos en auténticos productos de consumo de lujo, la supremacia excesiva y tiránica del intérprete sobre el compositor y la peor de todas la temida “estandarización del arte” que nos anunciaba en 1957 el maestro Furtwängler.
En los principios de mi trayectoria Sviatoslav Richter me reprendió severamente con la siguiente observación: “No olvide que nosotros no estamos aquí porque yo sea un pianista y usted un organizador sino por Schubert, Mahler y Beethoven”. Es posible que al final de esta crisis se produzca un renacimiento en la vida musical. Es deseable que la música deje de ser un producto de consumo de lujo para recuperar su papel esencial de alimento espiritual, de goce para los sentidos y de ejercicio intelectual saludable. Nuestros gobernantes deberían darse cuenta, que más allá de un mero entretenimiento, la música puede ser un elemento extraordinario para conseguir lo primero que necesitamos para salir de esta crisis: mejorar nuestro estado de ánimo.
Josep Maria Prat es promotor musical y dirige el GrupCamera, que el domingo estrena un nuevo ciclo sinfónico en Madrid bajo el nombre de La Filarmónica-Sociedad de Coinciertos.
Fe de errores: donde decía "En estas mismas conversaciones que mantuvo en 1957...", quería decirse en 1937.
Hay 36 Comentarios
8888, además de todo eso, ningún historicismo ha conseguido jamás rescatar un oyente de época, y teniendo en cuenta que en una época no se escuchan los mismos sonidos de la misma manera como se escuchan en otra, la pretensión de objetividad historicista está perdida por principio. Y esto no es que lo diga yo, es que lo dice el mismísimo Harnoncourt, que algo sabrá del tema.
amplificadores de válvula también, mucho más fieles que transistores. Hay tanto de los adelantos que trajeron abaratamiento pero ningún avance en calidad que nos perderíamos hablando horas.sólo se fijan en el click de un disco, que lo escuchen de la cinta master de un estudio, le lleva la delantera a cualquier consola digital de hoy. Los micrófonos ya lo escuchaban TODO hace 60 años, sólo la grabación hace la diferencia y la grabación analógica era mucho más cercana a la realidad que el digital
Por supuesto, si el purismo de la interpretación, de los instrumentos originales, si el mp3, si el wav, si la grabación analógica o digital, todo requiere oídos que noten la diferencia. El día que esto deje de ser un tema y nadie hable de ello... ese día la música clásica estará muerta y enterrada.
Por otra parte, existen elementos en toda creación artística que escapan a la transmisión en forma de conceptos. Hay cosas que no se pueden nombrar sino sólo sentir. Los mismos autores literarios saben que muchas veces no alcanzan a expresar cuanto intuyen más que piensan: lo que existe en un oscuro ámbito interior que condiciona los estados de ánimo y permite transformar el curso del tiempo en una vivencia profunda y no únicamente en un pensamiento catalogable o argumentable. Esa experiencia personal depende en gran medida de la propia biografía, claro; tiene tanto más hondura o reclama tanta mayor atención cuanto la conciencia de sí -construida a lo largo de multitud de referencias y recuerdos- hace al oyente más capaz de establecer relaciones psicológicas y culturales que depuran el fenómeno estético de su estricta actualidad.
Por todo ello, no alcanzo a comprender qué es "tener razón" en lo que se refiere al hecho artístico; como tampoco alcanzo a discernir exactamente qué se entiende por arte estandarizado. Un disco suena siempre de la misma manera pero la escucha del oyente no siempre es capaz de un mismo grado de penetración o siquiera de comprensión. Ciertamente, en gran medida la degustación del arte está hecha de intangibles y, en el acto del concierto en directo, el número de esos intangibles se multiplica pero no hay motivo alguno para que la atención puesta en una interpretación grabada depare una pobre experiencia estética porque, en no pocas ocasiones, en esos instantes se consigue focalizar sentidos y emociones con mayor concentración que en las a menudo incómodas condiciones de los auditorios y teatros. ¿Cuántos armónicos no se escaparán entre las toses y los bordones del aire acondicionado?; ¿cuántos instantes se pueden perder entre la distracción producida por la angostura de los asientos, las posturas forzadas o la vecindad de un espectador poco disciplinado?.
En definitiva, creo que la melofilia es una actitud frente al hecho sonoro y no una comunión apriorística con dogmas particulares. Pero, claro, esto es sólo una opinión.
O sencillamente nos relajamos y disfrutamos de las opciones; que incluyen escuchar las variaciones Goldberg con la belleza del sonido de un instrumento similar al original, e igualmente incluyen escuchar las variaciones Goldberg con la riqueza dinámica y polifónica de un Steinway.
O, dicho de otro modo: démosle un poco al fuelle, y veremos lo rápido que se nos pasan las tonterías.
Por otro lado, no olvidemos que van Gogh no vendió un solo cuadro en vida.
Esperemos que no terminen 5 siglos de música clásica donde comenzaron: con quintas paralelas de la edad media, el azote de ese pop y rock actual con sus piezas (canciones todas) de 3 minutos, extendida alguna, pero de estructura super básica y elemental.
Por otra parte, sí, también tengo esa grabación de Kleiber pero he de decir que me impresionó más la de Karajan.
Sobre Gould no comparto esa animadversión: todo lo excéntrico que se quiera, pero fue un pianista excepcional. Uno puede escuchar sus Goldberg como un pecado capital contra la ortodoxia historicista, pero no dejará de disfrutrarlo.
En cuanto a las oberturas de Beethoven y esa supuesta vitalidad insuperable de Furtwängler, supongo que conoce este Coriolano:
http://www.youtube.com/watch?v=Ppj6mKVhfW0
Por otra parte, como ocurre con todo artista, no es lo mismo el Karajan joven que el maduro o el provecto. Como suele suceder con muchos directores, las distintas épocas del salzburgués atraen a los melómanos según cuáles sean las afinidades estéticas de cada cuál.
Un servidor cree que le iban bien el último Haydn, el Mozart operístico y, por supuesto, Beethoven; empalagaba con el Mozart orquestal y la música barroca; dulcificaba a Stravinsky y a Bartok tanto como domesticaba a los serialistas; el impresionismo francés le cuadraba bastante bien; y hallaba su ámbito ideal en el romanticismo tardío .
En fin, que siendo sin duda uno de los mejores directores del siglo XX, no era indiscutible sino para sus devotos, que le adoraban en una suerte de veneración conscientemente -estudiadamente- fomentada por el marketing y la autopromoción.
Hace poco -unos meses- me compré unos DVDs de la edición Karajan de DG. Por supuesto, allí había de todo. Lo que más me gustó hasta casi llevarme al borde de la exaltación fueron las oberturas beethovenianas, interpretadas con una vehemencia que no he escuchado sino en Furtwängler. Sin embargo, quien quiera descubrir el verdadero carácter del artista Karajan debería buscar otro documento revelador: el ensayo de la 4ª sinfonía de Schumann editado por Europarts. Imprescindible para el que quiera descubrir lo que significa dirigir una orquesta y aun lo que significa la creación musical.
http://www.youtube.com/watch?v=8_Bd14eUhrU&feature=fvsr
O esto otro:
http://www.youtube.com/watch?v=3rM96_RS1Os
La idea sobre el arte puede ser maravillosa, su circunstancia nunca lo es tanto, y para bien o para mal, la necesita para existir. Beethoven ya tuvo que vérselas con esta contradicción. Karajan fue un maestro en entregarse a su circunstancia sin reservas y explotarla sin escrúpulos, ¡pero por favor!, también fue un gran director. Excelente en los años 50, no tan bueno en los 60, y prescindible después (increíble trayectoria, no conozco otro director que haya evolucionado de más a menos).
Y muy mal quienes critican a Alfred Schnittke (RIP 1998) diciendo que no tiene público. Claro que lo tiene, es un autor enormemente interesante. Yo mismo disfruto con su música. ¿Son pocos?: quizás, pero tampoco Beethoven suele llenar campos de fútbol, que yo sepa.
Del artículo de Prat me queda la idea vaga de que la crisis puede ser una oportunidad para la buena música. No termino de ver cómo. Todo esto debería comenzar por una educación musical digna, pero en España es muy pobre, y con la crisis lleva camino de empeorar. Partiendo de ahí, no encuentro muchas razones para ser optimista. Por otro lado el panorama global también es preocupante: las formaciones sinfónicas importantes se habían acostumbrado a vivir de las grabaciones y ese mercado está fallando. Si además fallan las subvenciones en los ámbitos donde eran el principal sostén, y España es uno de ellos, podemos estar a las puertas de un verdadero holocausto en nuestra cultura musical viva tal como la conocemos. Veremos lo que nos aguarda al otro lado del túnel, quizás no sea para ponerse tan tremendistas; de momento es alentador ver gente con ánimos para emprender nuevas iniciativas.
Juan R., KARAJAN no fue una manera de entender la música de una época, solo un producto comercial a lo Bisbal (con todos mis respetos a él), KLEMPERER o FURTWÄNGLER fueron mayores que él pero contemporáneos y sus interpretaciones diametralmente opuestas, incluso CELIBIDACHE que era algo más joven no tiene nada que ver. Yo tengo mis preferidos pero respeto a los que no (KLEIBER padre e hijo, SCHURICHT, KEILBERTH, ...) pero KARAJAN ni siquiera interpreta, dirige como lo pueda hace un programa de ordenador. Tu argumento se cae por si solo porque entonces la música clásica, toda ella es anticuada, incluso los Beatles, solo hay que oír al “Boss”. Igual que los genios de la música han sido irrepetibles (lo que no impide que me guste LENON o DYLAN), parece que los grandes directores también han muerto sin descendencia. Por suerte tenemos sus grabaciones, i que no me vengan con el cuento del directo. Por lo demás, de acuerdo como verás.
Sobre los instrumentos originales, Bach over, ya lo sé de memoria y que nadie se va a mover por muchos argumentos que se den, pero hay que exponerlos. Cierto que MOZART o BEETHOVEN hubieran escrito piezas aún más ricas de haber dispuesto los pianos que tenía LISZT, hubieran sido partituras más lisztianas sin ninguna duda. Y lo que es una realidad irrefutable es que ni uno ni otro ni el tercero escribieron nada para clave, así que los tres tenían la misma opinión que yo sobre los instrumentos originales... pero tropecientos años antes (supongo que se entiende el chiste). Paul BADURA-SKODA era un buen pianista que daba gusto oír (iba a escucharlo siempre que venía por Barcelona), pero no de “primera fila” (MICHELANGELLI, KEMPFF, GOLD sin duda, ...). Eso sí, fue un acompañante de lieder de primera fila, pero me decepcionó cuando se promocionó como defensor de instrumentos originales. ¿Porqué? por falta de humildad, por quererse distinguir por las formas ya que no podía por el fondo. Lo que decía SCHUBERT en mi primer intervención.
Sobre GOULD ¡por aquí no paso! Fue un interprete genial, pero además honesto y humilde. Nunca quiso ser más que esto cuando en realidad fue medio interprete medio compositor de variaciones. Según el argumento que defiendes de RICHTER, no deberíamos oír las variaciones sobre un tema de HAYDN de BRAHMS sino que sólo el tema original, o peor, las propias variaciones GOLDBERG de BACH. GOULD tiene todo el derecho a llevar al límite sus interpretaciones y yo le agradezco que haya duplicado tantas composiciones. ¿Has oído sus sonatas de MOZART? Pues lo suyo son pequeñas variaciones a sus sonatas de manera que ahora oigo ambas, como si tuviera dos piezas diferentes igualmente preciosas, o incluso más veces oigo las de GOULD que todas las otras interpretaciones, son dos genialidades un encima de la otra. Y sobre las GOLDBERG de GOULD (me refiero a las segundas, las de jovencito del 1955, no son “suyas”) no me canso de oírlas desde que oí su versión del 1981 cuando antes siempre me pareció una buena composición pero como tantas otras muchas de la música clásica. ¿Has oído las transcripciones de GOULD a WAGNER? Pues tú te lo pierdes, aunque no sigue en absoluto la partitura original, ni violines ni viento, solo piano que precisamente no figura en la partitura original. Por favor, hay personas normales como nosotros y genios que pueden hacer lo que quieran y solo hay que admirarlos, y claro, personas normales pero egocéntricas y presuntuosas como KARAJAN.
Sobre Oscar y también parece que Juan R. lo tiene claro, ignoro los hechos y no me decanto, pero expongo dos reflexiones. La primera de Bruckner13, una observación más que elocuente. Yo procuro hacer afirmaciones solo de lo que conozco de verdad, porqué sino, te expones a meter la pata como con el error de ABENDROTH. Lo segundo, que yo preguntaba “¿porqué tanto miedo a decir abiertamente la verdad ...” Pues si fuera fundado el juicio de oscarvf, e insisto, estoy hablando en condicional, entones sí que entendería el porqué de este miedo, por aquello de “quién este libre de culpa...”. Estamos en una mala época (tal vez ésta sea la causa última de la crisis), en todos los ámbitos las instituciones que gobiernan, directa o indirectamente, están secuestradas por mediocres que no dan la talla, cuando no corruptos (como casi todo el mundo está de acuerdo que pasa con las políticas y económicas). Incluso en las sagradas instituciones de la ciencia, pero esto es otra cuestión. Nadie se atreve a decir la verdad porqué tiene miedo a que el otro cuente la suya, no hay honestidad ni coherencia, solo intentar mantenerse arriba a cualquier precio para acumular fama o dinero.