martes, 28 de febrero de 2012

Las diez mayores gestas de la Infantería de Marina

ESPAÑA / DEFENSA

Las diez mayores gestas de la Infantería de Marina

El Príncipe Felipe participa en la celebración del 475º Aniversario de este Cuerpo de élite de la Armada española

ABC - Día 28/02/2012 - 13.24h
Para la Infantería de Marina todo empezó el 27 de febrero de 1537cuando el Rey Carlos I asignó de forma permanente a las escuadras de Galeras del Mediterráneo las Compañías Viejas del Mar de Nápoles. Los antiguos arcabuceros, que en número de 30 guarnecían las galeras, fueron agrupados en un cuerpo especial y entrenados para combatir «por tierra y por mar».
Más tarde, en 1566 con Felipe II, se constituyó como verdadera fuerza de proyección de desembarco anfibio. La primera del mundo -le seguiría la inglesa- y 238 años antes que los «marines» estadounidenses copiaran este Cuerpo de élite de la Armada
Hoy el Príncipe Felipe conmemora en Cartagena el 475º Aniversario de un Cuerpo que, ligado a la Casa Real (de ahí la franja roja del pantalón de su uniforme), ha estado en los principales escenarios de la Historia militar de España. He aquí las 10 principales gestas de la Infantería de Marina, cuyo lema es «Valientes por Tierra y por Mar».

1. Argel (1545 y 1575)

Proyectada en las galeras para pelear el dominio del «Mare Nostrum» alImperio Otomano, los infantes de Marina tienen actuaciones destacadas en las expediciones militares en Árgel, que tenían el objetivo de castigar el puerto desde donde partían los barcos berberiscos para imponer su ley.
El número de hombres de guarnición por buque quedó establecido en un total de 125, incluidos el capitán, el alférez, el sargento, un pífano y un tambor.

2. Lepanto (1571)

El 7 de octubre de 1571 la Santa Alianza vencía a la flota turca en la batalla de Lepanto. Fue «la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros», tal y como plasmó Don Miguel de Cervantes, uno de los infantes de Marina insignes que participaron en la batalla. La Infantería de Marina fue la primera en abordar la galera «Sultana» del almirante otomano Alí Pachá. Hoy día el pendón de la galera se conserva en la Catedral de Toledo.

3. Conquista de las Azores y Tercera (1582)

Fue el primer gran desembarco de una fuerza naval. Sucedió en la isla Tercera del archipiélago de las Azores, donde la Marina española frenó a Francia en sus pretensiones en esa parte del Atlántico. Esta batalla se situaba en el contexto de sucesión al trono en Portugal tras la muerte del Rey Sebastián I. Se enfrentaron 25 naves españolas, comandadas por Don Álvaro de Bazán, contra 60 naves francesas, comandadas por el almirante Felipe Strozzi quien falleció en la batalla.

4. La Habana, defensa del Castillo del Morro (1763)

Una de las características del uniforme de los infantes de Marina es el pantalón de doble franja roja, distintivo de Cuerpo de Casa Real, (actualmente sólo la Guardia Real y la Infantería de Marina tienen derecho a usarlo en España). Dicha distinción se le dio tras la feroz defensa realizada del Castillo del Morro de La Habana en 1763.

5. Expedición a Pensacola (1770)

La batalla de Pensacola o Panzacola fue librada entre españoles, que apoyaron a los revolucionarios estadounidenses, contra los británicos por el dominio de La Florida, cedida siete años antes a Inglaterra a cambio de la devolución de La Habana y Manila.

6. Toulouse (1814)

Durante los primeros meses de 1814 los Batallones de Marina de Ferrol son las primeras fuerzas españolas que entran en Francia persiguiendo al ejercito napoleónico, y es en su propio país en donde el 10 de abril terminan una campaña de seis años contra el ejercito invasor, tomando la ciudad de Toulouse con demostración de gran bravura y arrojo, motivo por el cual la corona concede a los Batallones de Marina ferrolanos la «Corbata de Tolosa», en cuya cruz aparece la leyenda «Valor y disciplina».

7. Conchinchina (1858)

Un siglo antes que los «marines» estadounidenses pisaran Vietnam, los infantes de Marina españoles arribaron a la Cochinchina, junto con tropas francesas, para realizar una expedición de castigo contra los lugareños tras el asesinato de varios misioneros españoles y franceses. El militar español al frente de las tropas fue el Coronel Carlos Palanca. El 10 de febrero de 1859 las tropas aliadas atacaron Saigón y el 17 asaltaron la ciudad y se apoderaron de 100 cañones, gran cantidad de municiones y víveres que sirvieron para abastecer a 8.000 hombres durante un año.

8. San Pedro Abanto (1874)

Tras las Guerras Carlistas, el Reinado de Amadeo de Saboya y la efímera I República se restablece la dinastía Borbón en la persona de Alfonso XII. No obstante se recrudecen las hostilidades en 1874, comenzando la Tercera Guerra Carlista. Se ordena el alistamiento del 2º Batallón del 1º Regimiento de la Infantería de Marina sito en San Fernando, que al mando del teniente coronel Joaquín Albacete Fuster, comienza la campaña combatiendo en Cuenca y Guadalajara. Continúa en Bilbao, centro del poderío carlista, produciéndose en esta campaña las acciones de Somorrostro, San Pedro de Abanto y Caserío de Murrieta.
Esta época de duras campañas expedicionarias está jalonada de héroes del Cuerpo. De entre todos ellos destacan el teniente coronel Albacete Fuster, que tras duros combates con los carlistas rompió el frente en San Pedro Abanto llegando hasta Murrieta en una brillante carga a la bayoneta en 1874, acción por la que se concede al 2º Batallón la corbata Laureada de San Fernando. Hoy día la Escuela de Infantería de Marina de Cartagena se denomina «General Albacete y Fuster».

9. Larache (1911) y Alhucemas (1925)

En las primeras décadas del siglo XX las unidades del Cuerpo se distinguen en África en numerosas ocasiones, destacando el desembarco de Larache de 1911 y el de Alhucemas de 1925, en vanguardia de la columna del general Fernández Pérez. Además, fue la primera vez en la historia en la que las fuerzas de apoyo aéreo al desembarco, las fuerzas navales y las fuerzas de tierra actuaron bajo un mando unificado, (el de Miguel Primo de Rivera), creándose así el concepto moderno de desembarco anfibio, que se implantaría en la II Guerra Mundial.

10. Bosnia, Haití, Líbano y Afganistán

En la era de las misiones internacionales de finales del siglo XX y principios del XXI,la Infantería de Marina se ha desplegado en Bosnia y Herzegovina 1996-2010, Haití -en 2005 despliegue por los únicos medios de la Armada de casi 600 infantes durante año y medio-, Líbano en 2006 (casi 600 infantes de Marina en una semana embarcados y desplegados «en el fondo del saco del Mediterráneo») y en Afganistan desde 2008, con ocho infantes de Marina que conforman un equipo ACAF (Adquisición y Control de Apoyo de Fuegos), encargado de enlazar con Aire en caso de un hostigamiento o ataque enemigo.

lunes, 27 de febrero de 2012

La revolución española

LA CUARTA PÁGINA

La revolución española

El levantamiento antifrancés y la Constitución de 1812 anuncian una tensión entre luz y oscuridad, búsqueda de la libertad y persistencia de la opresión, cuyas oscilaciones pendulares alcanzan hasta nuestros días

“Cuando España alzó el grito de la independencia, sola entre las naciones del continente que habían sido ya esclavizadas o iban a serlo bien pronto, todos los amantes del bien volvieron admirados los ojos hacia ella…”. Las reflexiones desde Londres de José Blanco White sobre “los primeros pasos de la revolución española”, publicadas en 1810 en el prospecto de su periódico El Español,permiten constatar que el cambio político se tradujo desde sus inicios de 1808 en una revolución de las palabras.
Ante todo, la Independencia como objetivo supremo, para nada un mito tardío, aspiración elemental desde el momento en que se percibe el significado de la ocupación francesa. Los propios invasores lo reconocen, hasta el punto de que ya el 10 de mayo garantizan en el Diario de Madrid su intención de respetar la independencia de España. Su correlato es la idea de Nación, en cuanto sujeto efectivo del proceso de una liberación, al que pronto se añade como objetivo acabar con la “tiranía interior”, el despotismo ministerial de la era Godoy.
El principal ideólogo de la renovación política, Manuel José Quintana, editor del Semanario Patriótico, explicó el efecto producido por la invasión, al cobrar conciencia los españoles, por encima de sus diferencias regionales, de que formaban parte de un sujeto colectivo con identidad propia: “La Nación, de repente, cobró forma de tal”. Su soporte sociológico no es otro que el Pueblo, mientras la Patria aparece como la entidad que hace posible la religación de las conductas individuales, en tanto que espacio sagrado, dentro del cual se despliega el sentimiento, la entrega de los españoles a la causa común.
Aquí prevaleció el policentrismo de una revolución juntista, donde en las principales ciudades cada junta era suprema en su territorio
Por fin, la valoración negativa del absolutismo, tanto por su condición opresora como al haber estado a punto de producir la pérdida de la Nación, lleva a reivindicar un régimen asentado sobre la libertad política, siendo “juntar Cortes” la exigencia inmediata, con el fin último de elaborar “una sabia Constitución”. Tal y como expresaba uno de los papeles publicados en los meses centrales de 1808, entre la euforia de Bailén y la ofensiva de Napoleón, se trataba de establecer “un gobierno firme y liberal”. Quedaban sentados los fundamentos del período constituyente que culmina en marzo de 1812.
La claridad de las ideas se vio pronto enturbiada por la evolución negativa de los acontecimientos militares. Desde las primeras páginas de El Español, el mismo Blanco White puso en tela de juicio que “la conmoción política” llegase a buen puerto con un pueblo que parece nacido para “obedecer ciegamente”, y que sin embargo fue capaz de desplegar “el ardor revolucionario” frente a los invasores. El entusiasmo se encuentra indisolublemente asociado al pesimismo.
El dilema de la “revolución española” se sitúa entre esas dos coordenadas. Como el abejorro cuyo peso hubiera debido impedirle volar, el levantamiento antifrancés parecía destinado al protagonismo de clérigos enemigos de las Luces. Goya aun lo recoge en Los fusilamientos del tres de Mayo, con el fraile ya ejecutado en primer plano. Sin embargo, la revolución de las palabras denuncia que estuvo cargado de modernidad. Además, inicialmente, ningún obstáculo se oponía a que buena parte del clero se sumara en nombre de la lealtad al Rey y a la Religión. Fue un consenso destinado a quebrarse cuando en Cádiz cobre forma la incompatibilidad entre el proyecto liberal y la tradicional hegemonía de la Iglesia, y los serviles, con el clero regular al frente, emprendan desde 1812 su cruzada contra el nuevo régimen, con el pueblo vuelto a la condición de populacho.
La Constitución llega en año de miseria, con la hambruna del siglo, anuncio de décadas en que ni absolutistas ni liberales tendrán recursos para consolidarse
La simbiosis de 1808 fue posible al conjugarse la reacción popular ante la invasión, tal vez más por la usurpación napoleónica en Bayona que por el eco del Dos de Mayo, con el desprestigio generalizado de un régimen a cuyo frente se hallaban personajes como Godoy y la pareja real, envuelto además en una profunda crisis financiera. La quiebra de la monarquía absoluta tuvo lugar en 1808. Los ilustrados críticos habían carecido antes de voz política, sometidos a una estricta clausura desde fines del reinado de Carlos III, y aun entonces la censura previa apenas toleró una breve primavera del pensamiento en los años 80. Lo suficiente para apreciar que el enorme esfuerzo reformador del despotismo ilustrado servía para identificar los “obstáculos” en la sociedad española del Antiguo Régimen —reforma agraria y de la hacienda, régimen señorial, educación, intolerancia— pero que en la práctica resultaba inutilizado por el control del sistema de Consejos por los privilegiados. Así, el mundo de Floridablanca, Campomanes y Jovellanos preludia la revolución política, con hitos como la publicación en 1787 de un proyecto de Constitución por un militar ilustrado, Manuel de Aguirre, amigo de Cadalso y divulgador de Rousseau, o la deslegitimación de la nobleza ociosa y del clero supersticioso desde el “papel periódico” El Censor. Son ideas que germinarán bajo la superficie, acentuándose incluso en tiempo de Godoy. La atención se vuelve hacia un pasado histórico donde pudieran encontrarse las raíces de la libertad y la génesis del aborrecido despotismo. La figura central en esta labor, Francisco Martínez Marina, típico representante del cristianismo ilustrado, firma en 1808 como canónigo su Ensayo sobre la antigua legislación; en 1813 su Teoría de las Cortes tiene ya por autor al “ciudadano” Martínez Marina.
La demografía determinó la forma del proceso. En Francia, desde 1789 a 1968, la capital fue el espacio revolucionario. Aquí prevaleció el policentrismo de una revolución juntista, donde en las principales ciudades cada junta era suprema en su territorio, con la vocación de formar una Junta Central, encargada a su vez de convocar Cortes constituyentes. El programa responderá al legado de la Ilustración crítica: soberanía nacional, monarquía limitada y leyes sociales que dirigidas a sustituir el Antiguo Régimen por un orden liberal.
Dos obras de Francisco de Goya, con la Constitución como protagonista, informan acerca de la coyuntura política que sigue a 1812. Una es el último aguafuerte de los “desastres de la guerra”, titulado "Esto es lo verdadero”. Una generosa figura femenina, sobre el fondo de un resplandor que como siempre indica la luz de la razón, acoge a un personaje masculino, sin duda trabajador del campo. No hay idealización alguna en la representación de éste, y sí en cambio en la de la mujer que alza el brazo izquierdo, con el índice hacia el cielo, símbolo de la Constitución de Cádiz. De ese encuentro del trabajo con el orden constitucional surgirá la abundancia. Solo que la Constitución llega en año de miseria, con la hambruna del siglo, anuncio de décadas en que ni absolutistas ni liberales tendrán recursos para consolidarse. Los “desastres de la guerra” y la pérdida del Imperio continental en América —fin del sueño de la "nación española de ambos hemisferios"— hicieron inviable la utopía constitucional. Lo explicó Pierre Vilar: la modernización política llega al mismo tiempo que son destruidas las precondiciones que la hicieron posible. En España y en México.
Otra cara de la realidad. A fines de 1814 Fernando VII ha restaurado el absolutismo y el Ayuntamiento de Santander encarga a Goya su retrato, en el cual deberían aparecer la figura del león hispano cuyas garras han roto las cadenas y una alegoría de España. Goya cumple el encargo, alterando a fondo su contenido. El león de las cadenas rotas parece una alimaña. Y detrás del rey, la hermosa figura femenina no representa a España, sino por el índice levantado de la mano izquierda, a la Constitución. El triunfo de la restauración absolutista no es definitivo. El juego de imágenes, en línea con tantas otras creaciones de Goya, delSueño de la razón a Lux ex tenebris, anuncia una tensión entre luz y oscuridad, búsqueda de la libertad y persistencia de la opresión, cuyas oscilaciones pendulares alcanzan hasta nuestros días.
Antonio Elorza es autor de Luz de tinieblas. Nación, independencia y libertad en 1808 (CEPC, 2011).

Infantería de Marina, el cuerpo de élite de la Armada que tal día como hoy, hace 475 años años y bajo el Reinado de Carlos I fue fundado

ESPAÑA

Así se curte un infante de Marina

El Cuerpo de élite de la Armada fue creado por Carlos I en 1537; hoy 5.910 militares rinden honor a su historia y gestas

ABC - Día 27/02/2012
«Con los pocos que éramos, hay que ver la que se ha liado». El general de brigada y subdirector de reclutamiento, Luis Martín de la Hoz, resume con esa idea el proceder histórico de la Infantería de Marina, el cuerpo de élite de la Armada que tal día como hoy, hace 475 años años y bajo el Reinado de Carlos I, vio luz con la creación de las Compañías Viejas del Mar de Nápoles.
En principio eran 125 hombres en cada galera con el objetivo de frenar la influencia del Imperio Otomano en el «Mare Nostrum». Más tarde, con Felipe II en 1566, se constituyó como verdadera fuerza de proyección de desembarco anfibio. La primera del mundo. Le seguirían los ingleses, con los que España empezaba a medir sus fuerzas en la mar océano.
Hoy la Armada cuenta con 5.910 hombres y mujeres que tienen que hacer frente a un verdadero proceso de selección antes de engrosar en este Cuerpo de la Casa Real que tiene a honor «el privilegio de mayor riesgo y fatiga», es decir: «Los puestos de mayor riesgo en el avance y cubrir al extremo los repliegues», explica el general De la Hoz, quien mandó el Tercio de Armada con base en San Fernando (Cádiz) de 2007 a 2009.
¿Qué cualidades debe tener un infante de Marina hoy? «Sobre todo, una alta capacidad psicofísica. Polivalencia para ser medio soldado y medio marino, algo que resume el lema del Cuerpo: “Valientes por Tierra y por Mar”».
Un infante de Marina comienza a curtirse en la Escuela «General Albacete y Fuster» (Cartagena). Allí tendrá un plan de estudios de 750 horas lectivas con una fase de «Formación General Militar» de dos meses de duración y otra de «Formación Específica Militar» de tres meses. Entre las materias se encuentran el «Combate cuerpo a cuerpo»: técnicas con bayoneta y cuchillo, manejo de la tonfa, luxaciones e inmovilizaciones, manejo de prisioneros, golpes y caídas y técnicas básicas de artes marciales.
Principios para vencer el miedo, manejo de estrés de combate, un duro adiestramiento físico, instrucción de tiro de élite, escolta de material sensible o control de incendios son otras de las materias que los infantes de Marina aspirantes a emular a don Miguel de Cervantes Saavedra, «el Manco de Lepanto», tendrán a bien ilustrarse.

Equipos ACAF en Afganistán

Dentro de la Infantería de Marina —cuyo comandante general es ahora el general de división Pablo Bermudo y de Espinosa— hay tres grados de especialización posterior: fuerza expedicionaria (asaltos anfibios por ejemplo en Líbano en 2006), fuerza de protección (seguridad de las instalaciones navales) y fuerza de guerra naval especial. Esta última unidad fue la protagonista del rescate «in extremis» de la rehén francesa Evelyne Colombo secuestrada por piratas en el Índico que la trasladaban hacia la costa de Somalia.
«A nivel de formación y funcionamiento no hay nada que envidiar a los “marines” de EE.UU.», explica el general De la Hoz. Obviamente, este cuerpo de élite de EE.UU., creado 238 años después que el español, está a años luz de cualquier otro cuerpo de élite de desembarco anfibio al contar con 200.000 «marines» y una estructura que no admite parangón con ninguna otra.
¿Y en Afganistán, la misión exterior más exigente a la que hacen frente las Fuerzas Armadas? Desde hace tres años hay equipos ACAF (Adquisición y Control del Apoyo de Fuegos). Compuestos por un oficial bilingüe en inglés, un suboficial, y otros ocho infantes de Marina. Son los encargados de enlazar con Aire en caso de un hostigamiento o ataque. Acompañan siempre a los convoys. Así es para aquellos que tienen a gala el «privilegio de mayor riesgo y fatiga».