jueves, 8 de noviembre de 2012

El delirio rojo del Cabo Castilla


El delirio rojo del Cabo Castilla
EL MUNDO - 7 noviembre 2012
El cabo Restituto Castilla en al Audiencia de Las Palmas en 1934.
El 15 de noviembre de 1932 el gobernador de la Guinea española, de visita en la isla de Annobón, fue degollado por un cabo de la Guardia Colonial, al que acababa de destituir. El funcionario, se había erigido como reyezuelo de la isla donde había tratado de imponer una suerte de socialismo utópico. Recordamos su esperpéntico caso
Restituto Castilla funcionario de la Guardia colonial destacada en la apartada isla de Annobón de la Guinea Española era un hombre con ideas revolucionarias y grandilocuentes, un iluminado que quería destacar en la administración colonial espoleado por una particular interpretación de ideales utópicos de corte socialista y paternalismo colonial. Cuando fue destituido de su cargo, asesinó por venganza al Gobernador, Gustavo de Sostoa y Sthamer, que se encontraba de visita oficial presenciando un espectáculo de danza africana, asestándole varias cuchilladas en el cuello y disparando seguidamente tres veces contra él.  .
El historiador Gustau Nerín relata en La Aventura de la Historia de este mes, la particular odisea de tintes entre drámaticos y esperpénticos del ex funcionario, regidor de la isla, convertido en una suerte de reyezuelo de la misma antes de ser destituido y asesinar al gobernador. Leía a los nativos discursos de republicanos y artículos de periódicos progresistas, letra que les hizo entrar con sangre, pues fueron habituales las palizas.

Castilla era además un hombre de contradicciones, navegaba entre la idea de libertador y la de colonialista, ya que aunque abogaba por la libertad de los annobenses y sus costumbres -como la poligamia en contra de la opinión de los Claresianos que tenían una misión en la isla- también imponía trabajos forzados, para diversas tareas, entre ellas la de erigir una estatua a la recién instaurada República en la Península. A los que no acudían a los trabajos se les imponía multas y castigos corporales, eran habituales las tandas de 25  y 50 palos.

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