EL HOMBRE NUEVO
José María Rivoir
São Paulo, 19 de marzo de 2.010
INTRODUCCION
El tema de este escrito podría ser objeto de un libro, y como no, de un artículo en una revista especializada. Nos pareció que sería más útil para la acción Contra-Revolucionaria, hacer una cosa más simple, casi un índice, que podrá utilizarse en cualquier momento.
Lo hemos dividido en dos partes: en la 1ª parte damos de manera muy escueta las ideas fundamentalísimas al respecto sacadas de autores muy calificados, por no decir, autorevoli, lo que en un castellano castizo se diría en autores de muchas campanillas.; la 2ª parte ilustra con algunos datos periodísticos recientes la actualidad del tema, y hasta donde hemos llegado.
Primera parte: La Gnosis Judáica
Las expresiones como Hombre nuevo, Superhombre, etc., son expresiones nacidas de filosofías opuestas a la filosofía cristiana de la cual Sto. Tomás es su exponente fiel oficial, Doctor Común, Maestro de Escuelas, etc.
En la Suma Teológica, esto queda muy claro, no aparece para nada esa idea de Hombre Nuevo, o Superhombre de las filosofías modernas. Ese Hombre Nuevo, naturalmente no tiene que ver con el Hombre Nuevo de San Pablo, son ideas diferentes. En la Suma las ideas están muy claras. Dios es Uno y Trino, Creador y Gobernador del Universo, y el hombre tiene como fin la beatitud, o felicidad celeste. El modelo es Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios, y verdadero Hombre, que nació de la Virgen María, padeció como todo hombre, fue crucificado y resucitó de entre los muertos al tercer día. No tuvo ninguna modificación somática, es el arquetipo de hombre, pero no hubo ninguna modificación en su naturaleza, pues el hecho de nacer sin pecado original de una Virgen Inmaculada sin pecado original no es una modificación de la naturaleza, sino una preservación de la misma. Que por su unión hipostática tuviese una comunicación con la Tercera persona de la Santísima Trinidad tampoco es una modificación de la naturaleza.
En uno de los lugares en que encontramos la idea equivocada de Hombre Nuevo, como algo en que la naturaleza humana es modificada por diversos medios, es en la Gnosis Judaica, también conocida como Kabbalah.
Veamos alguna ideas sintéticas respecto de esto:
Jacquy Chemouni en su libro, «Freud et le Sionisme» afirma claramente que el fin de la educación en Palestina es crea al hombre nuevo, bajo la influencia del freudismo-psicoanálisis, pág.156. A respecto de Freud, debemos tener en cuenta la tesis de David Bakan, en su libro «Freud et la tradition mistique juive», que el freudismo no es sino la mística judía secularizada.
Por su parte Gershom G.Scholem, escritor autorevoli, tiene una multitud de textos ad hoc, implícitos, o explícitos. En su obra: «Le Messianisme Juif – Essai sur la spiritualité du Judaisme», pág. 206, el Hombre Nuevo es el hombre pneumático, el hombre libre…, texto aparentemente claro, pero que una buena exégesis nos conduce a varios sentidos.
Otros textos interesantes los encontramos en Leo Schaya en su libro «L’Homme et L’Abolu selon la Kabbala», el hombre tiene órganos masculinos y femeninos, pág.126; posibilidad de la transformación espiritual del hombre en Hombre supra-individual y universal: Henoc, pág.130.
Volvamos a Gerschom G.Scholem, y ahora con otro escrito muy importante: «La Kabbala e il suo simbolismo». En la era mesiánica el hombre será reintegrado en su estado original, pág.85. Se convertirá en un ser espiritual en el término de la Era Mesiánica. La gnosis judaica llama de Era Mesianica a lo que el Prof. Plinio Côrrea de Oliveira, en su libro Revolução e Contra-Revolução llama de IVª-Vª Revolución. Sexto milenio, conforme el calendario judío, estamos en el año 5770 de la Creación, de la creación de Adam, por lo tanto al final del sexto milenio.
La Biblia de la Kabbala es el famoso «Sepher Ha Zohar», qu en castellano significa «El libro del Esplendor», atribuido a Moisés B.Shem Tov de León. Respecto de lo andrógino o del hermafrodita, tiene las siguientes afirmaciones que merecen ser citadas ahora, el hombre prístino era andrógino, T.1 1ªparte, págs.13, 14, 215 a 217 y 284. El hombre de la emanación es andrógino, ibid. Pág.137. El hombre es andrógino, T.2 1ªparte, pág.720. El hombre perfecto es compuesto de masculino y femenino, T.4 2ªparte, pág.42. Adam era andrógino, ibid. pág. 115. Hay más texto parecido, pero que omitimos para no ser demasiado repetitivos.
Por último citaremos a Luisa de Urtubey en su obra «Freud et le diable»: Les divinites hermaphrodites lé idée que seule la reunion deu principe male et du principe femelle figur directement la perfection divine pág. 148.
Segunda parte: La actualidad del tema
Telegraph.co.uk, Sexta-Feira, 23 outubro de 2009
«Por que os meninos estão virando meninas?»
Tradução. Jose Luiz Ablaβ
Há qualquer coisa de podre no Reino de Dinamarca.
Seu governo, ontem, declarou que, de acordo com uma pesquisa oficial, crianças com dois anos de idade estão expostas ao risco de sofrer a ação de elementos químicos capazes de alterar o sexo e que atuam através de produtos tais como roupas impermeáveis para banho, sapatos, loções para proteger-se da ação do sol e cremes para tornar a pele menos seca.
Esse relatório de 326 páginas, publicado pela Agência de Proteção ao Meio Ambiente, é a mais recente notícia sobre uma cadeia de acontecimentos alarmantes que estão ocorrendo. O quadro revela uma contaminação química universal que provoca a diminuição da produção de esperma e causa a efeminação dos meninos em todo o mundo civilizado. E as medidas tomadas para enfrentar esse problema estão longe de poder conter essa onda avassaladora.
A produção de esperma está caindo tão depressa que os jovens estão ficando menos férteis do que seus pais e produzem apenas 1/3 do que eles, tal como se fossem uns hamsters. Além disso, esses elementos químicos responsáveis pela mudança das características sexuais estão sendo apontados como implicados no caso dos assim chamados «meninos perdidos», ou seja, meninos que deviam nascer normalmente como meninos mais que acabaram nascendo como meninas.
O governo dinamarquês resolveu estudar qual a quantidade de contaminação desses elementos químicos responsáveis pela mudança das características sexuais que afeta uma criança pelo espaço de tempo de um dia. O resultado foi o seguinte: uma criança pode estar sujeita a um estado crítico só por causa de alguns contatos com substâncias contendo altos níveis de contaminação tais como roupas impermeáveis, ou então a níveis menores de contaminação, embora com grave risco, quando se trata de produtos que vão desde os alimentos até os cremes protetores da pele.
Há também pesquisas anteriores feitas com crianças britânicas mostrando que elas possuíam no sangue elementos químicos causadores da mudança das características sexuais em níveis muito maiores do que seus país e avós. Inclusive a WWF (o antigo Fundo para a Proteção do Meio-Ambiente Mundial), que financiou essa pesquisa acima, advertiu que esses elementos químicos estão se espalhando de tal modo pelo mundo, que «há pouca probabilidade, ou melhor, não há quase nenhuma probabilidade de qualquer pessoa conseguir afastar dessa contaminação a si própria e sua família». Entre esses elementos químicos se destacam as dioxinas, o PVC, os produtos destinados ao combate às chamas, os ftalatos (muitíssimo usados na confecção de plásticos maleáveis), os, agora postos de lado, PCBs, mas que foram empregados na fabricação de incontáveis produtos, desde tintas até equipamentos elétricos, a tal ponto desse material (na produção dos itens antes mencionados.
Meninos, como esse da pesquisa promovida pela Dinamarca, vão acabar tendo menos esperma e vão desenvolver um comportamento pessoal efeminado. Uma pesquisa da Universidade «Erasmo de Rotterdam» declarou que os meninos, cujas mães estiveram expostas ação dos PCBs e das dioxinas, têm uma tendência preponderante para brincar com bonecas, cuidar da cozinha e vestir roupas com características femininas.
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El País
La transexualidad adolescente ya no es tabú
Holanda y España reciben pacientes a partir de seis años
ISABEL FERRER - La Haya - 29/09/2008
¿Cómo reaccionaría usted si le obligaran a vivir como un hombre cuando se siente mujer. O viceversa? Hay una película estadounidense de 1999 Los chicos no lloran, en la que una muchacha (la actriz Hillary Swank) se hace pasar por un varón. Basada en hechos reales, acaba de forma trágica cuando unos amigos reclaman haber sido engañados por una figura transexual. Su caso es extremo, pero la cinta ilustra una sensación que puede experimentarse a cualquier edad, como lo demuestra el hecho de que los especialistas reciban pacientes cada vez más jóvenes; hasta de 6 años.
• El sexólogo pionero
El equipo de Isabel Esteva es reprobado "por elementos religiosos integristas"
La explicación a la aparente precocidad de los menores que se sienten en un cuerpo ajeno es doble. Por un lado, y aunque el Catálogo de Enfermedades Mentales sigue incluyendo en España a los transexuales, las confusiones sobre su condición son cada vez menores. El aumento de la información ilustraría el otro apartado, con un punto de inflexión, esta vez en Holanda, a finales del pasado siglo. Un error indujo a pensar que en Amsterdam se operaba a niños a partir de los 12 años, y muchas familias buscaron ayuda. "Claro que no había tales operaciones, pero cuando empecé hace dos décadas, mis pacientes tenían 16 y 17 años. Hoy hay menos tabú y más información y llegan con 12 o 13 años. De todos modos, la edad es casi lo de menos. Todos aseguran haber sabido muy pronto que vivían en el cuerpo equivocado", señala Peggy Cohen, psicóloga clínica holandesa del Hospital de la Universidad Libre de Amsterdam (que cuenta una cátedra de Transexualidad y una Clínica del Género), y experta en adolescentes transexuales.
"A los niños pequeños, de 6 u 8 años, y a sus padres, se les da apoyo psicológico y seguimos de cerca su evolución. A esa edad hay que descartar patologías distintas, y comprobar si lo que han mezclado son los géneros al jugar o relacionarse. Eso tan conocido y nada problemático de jugar al balón cuando eres niña, o a las muñecas un niño. Cuando el deseo de cambiar se mantiene, entre los 14 y 16 años, podemos optar por administrar unas hormonas reversibles. Tenemos 80 en esta fase y ninguno se ha arrepentido".
Este protocolo clínico consiste en paralizar la aparición de los caracteres sexuales secundarios para darles tiempo a madurar sus sentimientos acerca de habitar en cuerpo ajeno. A ellos no les cambiará el registro de voz a tonos graves ni tampoco les saldrá barba. Ellas no tendrán la regla ni desarrollarán senos. "Los chicos pueden ser muy femeninos y las chicas más masculinas, pero es una época ambigua en general, y la moda, con ropas y cabellos parecidos ayuda a pasar mejor este periodo. Los chequeos son continuos, tanto desde el punto de vista psicológico como físico. Si cambian de opinión, paramos las hormonas y todo vuelve a su lugar. Si persisten, pasamos a un tratamiento definitivo, entre los 18 y 19 años, con testosterona (hormona masculina) para las chicas. Los chicos toman estrógenos (hormona femenina)", continúa la doctora. La fase final, hacia los 20 años, es la cirugía.
En España, la endocrinóloga Isabel Esteva de Antonio, del Hospital Universitario Carlos Haya, de Málaga, ha tratado desde 1999 alrededor de 770 personas. De éstas, unas 60 tenían entre 14 y 18 años. Menores de 14 años había cuatro. Un 20% de estos adolescentes evoluciona hacia la transexualidad. "Se asume mejor la masculinización de una chica que lo contrario, pero el entorno hace mucho. Si la familia y la escuela apoyan, saldrán adelante. Porque el cambio no es solo la operación. Es de rol de género y social. Tienen que vivir al otro lado, y aunque la ley modifica desde 2007 el documento de identidad con un diagnóstico firme y dos años de tratamiento, hay problemas de abandono escolar y laborales", asegura.
Juana Martínez, psicóloga clínica del mismo centro subraya la necesidad de "reforzar otros aspectos de la vida del adolescente para que esto no sea el eje central. No es un trastorno mental sino un deseo, pero su angustia puede llegar a ser invalidante. La reasignación de género, si persisten, es una forma de seguir con su vida sin ansiedad". Hasta la fecha, tampoco ha habido arrepentimientos en su hospital.
La operación que les dará la apariencia que desean, supone para ellos la castración y que se atrofie la próstata, además de crearles una vagina artificial. Ellas perderán matriz y ovarios y se les fabricará un micropene a base de hipertrofiar el clítoris con las hormonas masculinas. Otra opción es la faloplastia, en la que se toma un rodete del tejido del abdomen, muslo o brazo para crear un pene que se inserta en el pubis. "En Holanda, los 80 adolescentes siguen adelante. En conjunto, la clínica ha tratado a 350 pacientes. Tenemos lista de espera y preferimos que sean holandeses, porque es esencial comunicarse y prepararles para una vida con retos", señala la doctora Cohen.
Sus críticos suelen ser otros expertos que no aprueban recetar hormonas en la pubertad y preferirían un tratamiento psíquico. "Luego hay grupos cristianos radicales que querrían ver cerrado este servicio, que respalda el Parlamento holandés". El equipo de Esteva también es reprobado "por elementos religiosos integristas que siguen pensando que un transexual es un desviado". Dicha presión no reduce en absoluto el flujo de pacientes. A Málaga llegan de otras comunidades autónomas, incluidos inmigrantes en regla y musulmanes, estos últimos con problemas de conciencia por el rechazo de su comunidad.
No es un problema psiquiátrico y por eso el colectivo quiere salir del Catálogo de Enfermedades Mentales, donde figura hoy su condición. Holanda, Canadá, Suecia, Italia, Estados Unidos, Bélgica, Reino Unido y Alemania cuentan con centros especializados. En España es pionero el de Málaga. También hay unidades en diversas fases de desarrollo en Asturias, Cataluña, Madrid, Valencia y Extremadura.
El sexólogo pionero
Los especialistas citan con respeto al pionero, el sexólogo alemán Harry Benjamin (Berlín, 1885-1986). Aunque dedicó su doctorado a la tuberculosis, lo que de verdad le interesaba era la salud sexual. Un giro del destino le permitiría dedicarse a ello, cuando el barco en que viajaba de vuelta a Europa desde Estados Unidos fue interceptado por la marina británica. Era el año 1914, había estallado la I Guerra Mundial y Benjamin era desde ese momento un "elemento enemigo". Se le dio la opción de ingresar en un campo de internamiento en Reino Unido, o retornar a EEUU. Eligió la segunda ruta. En 1948, y a instancias de Alfred Kinsey, un colega que se haría muy famoso, conoció a un niño que quería ser niña. La madre pedía apoyo y Benjamin lo trató con estrógenos. Empezaba una aventura científica, desde 1954 cifrada como transexualismo.
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ELPAIS
El sexo no es sólo una Y
Los cromosomas o genes no definen la identidad sexual de una persona - El caso de la corredora surafricana Caster Semenya muestra la dificultad de delimitar el género en casos límites
CARLOS ARRIBAS / EMILIO DE BENITO 25/08/2009
En 1980, una bala perdida en un atraco en Cleveland mató a Stella Walsh, que pasaba por allí. En la autopsia se descubrió que aunque viviera como mujer, tenía genitales masculinos. En 1932, sin embargo, nadie había dudado de su feminidad cuando, compitiendo con el equipo polaco, Walsh (nacida Stanilaswa Walasiewicz) se convirtió en la primera mujer que bajaba de los 12 segundos al ganar los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, ni tampoco en el Berlín de 1936, cuando ganó la plata. Nadie dudó y nunca fue sometida a un control de sexo. Se evitó la humillación pública y el trauma posterior. No sufrió lo que la india Santhi Soundarajar, desposeída de su medalla de los 800 metros de los Juegos Asiáticos de 2006 al comprobarse posteriormente que en realidad era hombre. Su primera reacción fue un intento de suicidio.
Seguramente, si Stella Walsh hubiera nacido más tarde no habría podido participar como mujer en ninguna competición deportiva, pues, entre 1967 y 1999, todas las mujeres, salvo una, que desearan participar en los Juegos Olímpicos debían someterse a un control de sexo. La excepción fue la princesa Ana de Inglaterra, a quien evitaron el trago por su sangre azul cuando participó como jinete en la hípica en los Juegos de Montreal 76. Todas las demás debieron someterse a un reconocimiento físico y a un análisis de ADN que detectaba si entre sus 23 parejas de cromosomas había alguna Y, señal de masculinidad: los hombres generalmente tienen en cada célula un cromosoma Y y uno X; y las mujeres, dos X. El objetivo era evitar sencillamente que hombres disfrazados de mujeres participaran en las pruebas femeninas, donde contarían con ventaja dada su mayor fuerza natural. Por eso, evidentemente, a los hombres no se les sometía rutinariamente a un control de sexo: no se podría entender que una mujer, siempre en desventaja, hiciera trampas para competir con los hombres. La primera víctima fue la polaca Ewa Klolukowska, plusmarquista mundial de los 100 metros en 1965, cazada por el test de cromosomas y obligada a retirarse en 1967.
Sin embargo, todo trato diferenciado conduce irremisiblemente a la discriminación, y por eso, y porque también se comprobó que no todo está en la Y, y que no por tener un cromosoma masculino se tenía ventaja en la competición, en 1999 el Comité Olímpico Internacional (COI) suprimió los controles de sexo. "Era completamente innecesario el humillante examen físico", explica Arne Ljungqvist, presidente de la Comisión Médica del COI, "además porque ya durante el control antidopaje se obliga a los deportistas a desnudarse completamente para estar seguros de que la orina que suministran procede efectivamente de su uréter. Evidentemente, un hombre disfrazado de mujer no pasaría esa prueba. Y los análisis nunca son concluyentes, siempre son injustos con atletas con alguna anomalía genética o que pertenecen al llamado género intersexual". Caster Semenya, la adolescente surafricana (tiene 18 años) por la que todo el revuelo se ha montado, ha pasado, efectivamente, controles antidopaje en Berlín.
Esta idea es la clave de un artículo publicado la semana pasada en la revista Nature con motivo del caso de Semenya. En él se recogía la opinión del experto en trastornos de crecimiento de la Universidad de Yale Myron Genel. Para la mayoría de la población, rige que una mujer tiene dos cromosomas X en el par 23, y un hombre tiene un par XY. Pero los científicos insisten en que "puede haber individuos con dos X que desarrollen caracteres masculinos, y otros con un X y un Y que nunca los tengan". Además, para acabar de enredar más la madeja, señalan que también hay personas que son XXY.
Y si en vez del análisis cromosómico se miden los niveles de hormonas tampoco se obtiene una diferenciación clara. "Algunos individuos XX tienen condiciones médicas que hacen que sus niveles de hormonas androgénicas [las masculinizantes, como la testosterona] sean elevados, lo que puede llevar a características como una mayor masa muscular", señala la revista. "Mientras que otras XY no se desarrollan como varones porque tienen un síndrome de insensibilidad androgénica", lo que implica que no responden a su propia testosterona.
Ya un editorial aparecido a principios de los años noventa del pasado siglo en JAMA, la revista de la asociación médica de Estados Unidos, atacaba los controles tradicionales por considerarlos discriminatorios y poco científicos. "No hay una línea clara entre sexo masculino y femenino", decía. "Que sea la persona la que elija". Este pensamiento lo ha seguido la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) desde 1992, cuando abandonó, antes que el COI, los controles de sexo y fijó las líneas maestras para dirimir los casos controvertidos, siempre uno a uno cuando una duda razonable obligue a proceder a ello, siempre guiados por la discreción. Por eso concluyen que todas las personas que desde su infancia o prepubertad han sido consideradas legal y psicosocialmente mujeres deben poder participar en competiciones deportivas femeninas independientemente de lo que digan sus cromosomas. Aplicándolo a los transexuales, es la idea base de la ley de identidad de género que se aprobó en España en 2007: que cada persona decida con qué género se identifica y con cuál quiere vivir, independientemente de su físico.
De haber seguido estas guías, se hubiera evitado el caso de María José Martínez Patiño, actualmente catedrática del INEF de Pontevedra, a quien, en 1986 -tenía 24 años y era plusmarquista española de 60 metros vallas-, se le detectó un cromosoma Y en un control. La IAAF le retiró la licencia, aunque posteriormente se revisó su caso y se le devolvió la licencia al considerar que no tenía ninguna ventaja para competir. Pero Patiño se retiró después de sufrir graves crisis al ver cómo su intimidad se aireaba en los medios.
Caster Semenya, cuenta estos días su familia, indignada, en la prensa surafricana, siempre ha sido una niña. Ella se considera mujer, aunque dicen sus amigas que no le gustan los hombres, con los que lo único que hace es jugar al fútbol. En la escuela, dice su profesor, quien no se percató de que era chica hasta que cumplió 11 años, prefería vestir el uniforme de los chicos, los pantalones grises, en vez de la falda marrón de las chicas. Pero siempre ha vivido como mujer. Como mujer que se siente diferente, acostumbrada desde niña a las burlas y escarnios de los demás niños de su pueblo, en la remota provincia de Limpopo.
Los exámenes a los que se está sometiendo Semenya, a quien, para protegerla, han prohibido todo contacto con la prensa, pasan, primero, por determinar si tiene las características primarias de su sexo -vagina, ovarios-, y las secundarias -ausencia de pelo facial y pectoral, pechos funcionales-. Después pasan a analizar si fisiológicamente (sus hormonas) su organismo funciona como el de una mujer; posteriormente por el estudio de sus cromosomas y de su SRY, el gen de la masculinidad, y, finalmente, por un estudio psicológico, su identidad sexual.
Aunque todo esto puede ser un debate estéril en el caso de Semenya. Ayer, el Telegraph publicaba que la corredora presentaba niveles de testosterona tres veces superiores a lo normal, aunque no decía si la hormona era de origen natural. Si no lo era, ya no se trataría de un problema de identidad sexual, sino de dopaje. El periódico británico arrojaba una sombra de sospecha sobre la corredora al indicar que su entrenador era Ekkart Arbeit, antiguo responsable de atletas de la República Democrática Alemana (RDA) y a quien su ex pupila Heidi Krieger acusó de haberle dado tantos anabolizantes que había terminado por someterse a un proceso de reasignación de sexo para convertirse en Andreas Krieger.
La historia de los Juegos Olímpicos está plagada de las peripecias humanas y el sufrimiento de personas de sexo biológicamente poco claro expuestas, como objetos morbosos, a la curiosidad pública, pero quizás ninguna tan dolorosa como la de la checa Zdenka Koubkova, plusmarquista mundial de 800 metros -una distancia atractiva para la duda-, una hermafrodita que no superó un examen ginecológico en 1934. Se le prohibió competir con mujeres pero la humillación mayor la sufrió cuando unas fotos de su anomalía aparecieron ilustrando un libro de medicina. Criada como una niña, empezó a vivir desde entonces como un hombre, convirtiéndose en Zdenek Koubek.
Ninguna tan curiosa, sin embargo, como la del ciclista escocés Robert Millar, el rey de la montaña del Tour de 1984, quien compitió como hombre sintiéndose mujer. En 2003 cambió de sexo. Ahora se llama Philippa York. Claro que Philippa hizo el cambio de sexo cuando se retiró, y no intentó competir después como mujer.
El desgaste que supone esta situación lo sabe bien la golfista Mianne Bagger. La deportista nació en Dinamarca en 1966, pero biológicamente era un hombre. En 1995 se sometió a una operación de reasignación de sexo. En 1998, volvió al golf como amateur. Pero en 2003 pidió competir en los circuitos profesionales femeninos. Lo consiguió en 2004. El revuelo duró poco, porque se trata de un deporte no olímpico -todavía-, y, sobre todo, porque al final no era tan buena, y no supuso una amenaza para las mejores.
Independientemente de lo que haya resultado de los análisis realizados a Semenya, el argumento de la identidad, que es el que prevalece actualmente ahora a la hora de tratar las situaciones en que hay discusión por el sexo de una persona (que sea considerada como él o ella se sientan) no convence a todos. Sobre todo a quienes son derrotados en una competición importante. La italiana Elisa Cusma, que acabó sexta en la final de los 800 metros ganada por la surafricana, manifestó: "Sí, será mujer, o se sentirá mujer, pero yo sigo pensando que me ganó un hombre". También la española Mayte Martínez, que acabó séptima en esa carrera, entró al trapo en la polémica: "Si me ponen a Semenya y 10 hombres delante no sabría decir que ella es la mujer", dijo.
Este problema, el de la desigualdad que supone competir contra personas a las que una anomalía genética convierte en invencibles, es el que tratan de resolver las autoridades deportivas, aun olvidando que todos los grandes cracks deportivos, son, de una manera u otra, anomalías, seres diferentes del resto de los mortales, más rápidos, más flexibles, más altos, más musculosos, más fuertes, gracias a unos genes únicos.
Por eso, poner una frontera biológica no es, en general, nada fácil, y el argumento de las ventajas innatas es extremadamente peligroso. "No discriminamos a las mujeres muy altas
[que lo son porque tienen una determinada configuración genética] y decimos que no pueden competir porque lo son. Ni discriminamos a los corredores que tienen una elevada prevalencia de fibras rápidas", dice Genel. Este último es el caso de los velocistas negros, por ejemplo, que según todos los estudios parten de una ventaja genética sobre los blancos sin que nadie -todavía- haya planteado hacer dos competiciones diferentes. ¿Cuál es la solución? Para Genel, está claro: "Si han nacido y crecido como mujeres y piensan en sí mismas como mujeres, yo diría que se les debe dejar competir como mujeres".
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Folha de S. Paulo, segunda-feira, 16 de novembro de 2009
Componente químico de plásticos
‘afemina’ meninos, diz estudo
Em estudo, meninos expostos a ftalatos na gestação desenvolveram comportamento mais feminino. Uma pesquisa feita nos Estados Unidos indica que a exposição de gestantes a certas substâncias presentes na composição de plásticos pode mudar o comportamento de seus filhos do sexo masculino, fazendo com que eles fiquem “mais femininos”.
De acordo com o estudo, de pesquisadores da University of Rochester, alguns tipos de compostos químicos conhecidos como ftalatos interferem no desenvolvimento do cérebro, bloqueando a ação do hormônio masculino testosterona nos bebês.
Os ftalatos são encontrados em embalagens para alimentos, certos tipos de pisos e cortinas plásticas, colas, corantes e artigos têxteis, entre outros itens. Há vários tipos dessa substância, e alguns simulam o efeito do hormônio feminino estrogênio.
A equipe de pesquisadores, liderada por Shanna Swan, testou amostras de urina de gestantes a partir da metade da gravidez procurando por traços de ftalatos.
As mulheres deram à luz 74 meninos e 71 meninas. Quando os meninos tinham entre quatro e sete anos, os pesquisadores perguntaram às mães sobre seus brinquedos e brincadeiras preferidos.
Eles verificaram que a presença de dois tipos de ftalatos, o DEHP e o DBP, tinha relação com a forma de brincar das crianças.
Os meninos expostos a altas doses desses compostos apresentaram menor tendência a brincar com carros, trens ou armas de brinquedo e a participar de brincadeiras mais agressivas, como lutas.
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Folha de S. Paulo, segunda-feira, 14 de dezembro de 2009
A moda é transgredir as divisões de gêneros
Por Ruth La Ferla, The New York Times
“Ouvi dizer que, na Austrália, os homens estão usando meia-calça”, disse Chuong Pham. Ele admitiu que meias-calças para homens podem ser um pouco radicais. Mas Pham, 28, engenheiro que vive em Manhattan, não pensou duas vezes antes de vestir jeans justos com uma camiseta emprestada de sua mãe e recortada para ficar mais sexy.
Ele explicou: “Está acontecendo uma transição, de homens usando roupas de mulheres. Antigamente, quem fazia isso eram apenas as pessoas mais de vanguarda. Hoje isso já é muito mais comum”.
É tão comum que Pham e sua turma — em sua maioria americanos urbanos na casa dos 20 anos — estão revendo os conceitos padronizados sobre a vestimenta própria para cada gênero, modificando códigos, pondo convenções de cabeça para baixo e violando antigas normas.
“Hoje, os estilistas de mais sucesso são os que tentam lançar uma ponte entre os sexos, em vez de diferenciá-los mais claramente”, disse Karlo Steel, sócio da Atelier, loja de moda masculina em Manhattan que também atrai clientela feminina. “O pêndulo da moda parece ir nessa direção.”
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ABC
Género sexual neutro para un británico
EFE | LONDRES
Actualizado Martes , 16-03-10 a las 21 : 12
El británico Norrie May-Welby no se siente hombre ni mujer y ha conseguido que las autoridades australianas le reconozcan como una persona con género sexual neutro.
Según informa hoy la prensa digital británica, May-Welby, de 48 años, nació hombre pero en 1990 se sometió a una operación de cambio de sexo, aunque no se sintió cómoda como mujer.
La semana pasada las autoridades australianas le entregaron un documento -una especie de nueva "partida de nacimiento"- en el que le reconocen como individuo "neutro", puesto que no pueden establecer si el cuerpo de Norrie es masculino o femenino, indica la página digital del diario sensacionalista "The Sun".
Nacido en Paisley (Escocia), May-Welby emigró a Australia a los siete años de edad. "El concepto de hombre o mujer no me encaja. La solución más simple es no tener ninguna identificación sexual", dijo el británico.
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ABC.es - Noticias de España y del mundo
ABC
Sábado, 28 de Noviembre de 2009
Madrid
Noticias de Ciencia y Tecnología
Noticias del Paleontología
Noticias de Evolución
¿Cómo será el ser humano del futuro?: Cuatro opciones que baraja la ciencia
Las mujeres del futuro serán más bajas y corpulentas
El libro que cambió la forma de ver el mundo
JUDITH DE JORGE | MADRID
Actualizado Viernes , 27-11-09 a las 19 : 05
El aspecto que tendrá el ser humano dentro de cientos, miles o millones de años es una de esas grandes preguntas a las que los científicos no pueden replicar con una única respuesta. ¿Nos convertiremos en inviduos más altos, sanos y esbeltos? Se trata de una fantasía generalizada, pero algunos investigadores apuntan a panoramas más realistas y otros creen que ni siquiera sufriremos cambios dignos de reseñar. Las teorías más extraordinarias dibujan un futuro de ciencia ficción, en el que podríamos convertirnos en ciborgs, organismos cibernéticos dotados de dispositivos mecánicos para mejorar las limitadas capacidades biológicas con las que hemos nacido, e incluso hay quien apunta que acabaremos digitalizando nuestras conciencias para conseguir una inmortalidad cibernética.
El debate está más de actualidad que nunca con motivo del segundo centenario del nacimiento de Charles Darwin (1809-1882) y los 150 años de su obra más famosa, «El origen de las especies», este último celebrado hace tan sólo unos días. En su libro, el naturalista británico esbozaba la entonces revolucionaria teoría de la evolución, una ley del más fuerte que quizás ya no funcione con nuestro extenso grupo humano. En la actualidad, el curso que tomará el hombre está más allá de la fortaleza y la habilidad para sobrevivir al medio. La tecnología y el desarrollo de la medicina, el cambio climático y la destrucción de los ecosistemas de la Tierra, la gigantesca migración que hemos protagonizado como especie y quizás el más extraordinario viaje que nos espera, la conquista de otros planetas para convertirlos en hogares habitables, pueden influir en nuestra futura apariencia tanto como en nuestras vidas. Estas son las principales hipótesis al respecto:
-La evolución ya se ha detenido:
«Porque hemos evolucionado, es natural imaginar que lo continuaremos haciendo, pero creo que ésa es una idea errónea», afirma el antropólogo Ian Tattersall, del Museo de Historia Natural de Nueva York, a la revista National Geographic. «Por lo que sabemos, las innovaciones genéticas se producen solamente en pequeñas poblaciones aisladas», añade el especialista. Por ejemplo, esto es lo que ocurrió con los famosos pinzones de Darwin en las Galápagos, que adquirieron características propias para ajustarse a la vida en la isla.
La selección natural, a la manera del naturalista británico, tiene lugar cuando una mutación genética -como una columna adecuada para caminar erguido- se transmite de generación en generación, porque supone algún beneficio para la especie. Finalmente, la mutación se convierte en la norma. Para Tattersall es muy difícil que esto le ocurra al Homo sapiens, ya que poblamos prácticamente todo el planeta y disfrutamos de gran mestizaje y movilidad. «Tendremos que aprender a vivir tal y como somos», concluye.
Esta idea está respaldada por otro concepto importante en la teoría de Darwin que ya no funciona de la misma forma. El más fuerte no encabeza necesariamente el cambio evolutivo, ya que, gracias a los avances médicos, los más débiles, individuos que habrían muerto sin remedio si sólo dependieran de la selección natural, también sobreviven y pueden transmitir sus genes. Al menos, en las sociedades occidentales.
-Mujeres más bajas y rellenitas:
Al contrario que sus colegas más negativos, otros científicos creen que la evolución humana está lejos de haberse terminado. Una de las hipótesis más interesantes fue publicada hace apenas unas semanas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Según el biólogo evolutivo Stephen Stearns, de la Universidad de Yale, las mujeres del futuro serán más bajas (dos centímetros menos), más rellenitas (dos kilos más) y más fértiles. Además, tendrán un corazón más sano que el de las mujeres actuales. Todo eso ya para el año 2409. No queda tanto.
El científico pudo comprobar que las mujeres más bajas y de mayor corpulencia tendían de forma inequívoca a tener más descendencia que las demás, más altas y delgadas. De la misma forma, las mujeres con una menor presión sanguínea y con índices de colesterol más bajos también tenían más hijos que la media. Pero lo que terminó de convencerle es que todos esos rasgos pasaban a la siguiente generación, de forma que también las hijas de esas mujeres tenían más hijos que la media.
La conclusión es que los humanos actuales siguen evolucionando y que, en palabras de Stearns, «la selección natural aún está en funcionamiento». Por supuesto, los cambios evolutivos identificados por los investigadores serán lentos y graduales, como ocurre con el resto de las especies.
Otros científicos afirman que la evolución sigue actuando a partir de las distintas frecuencias de determinados genes según la localización geográfica de los individuos estudiados. Y algunos atribuyen gran importancia a la selección de la pareja sexual para garantizar hijos más sanos, una selección a la que la tecnología puede dar un giro, ya que permitirá obtener descendencia sin enfermedades, más fuerte y saludable y, por lo tanto, también más atractiva.
-Una inmortalidad electrónica:
El movimiento conocido como transhumanismo que confía en las nuevas tecnologías para trascender al mundo biológico y mejorar las capacidades mentales y físicas del ser humano. Nick Bostrom, director del Instituto de Futuro de la Humanidad de la Universidad de Oxford y uno de los principales teóricos de esta tendencia, considera que el desarrollo de la clonación, la robótica, la genética, la inteligencia artificial y la nanotecnología cambiarán nuestro aspecto de una forma determinante. No es una evolución natural, pero es una evolución. El rango de posibilidades es ilimitado, desde una especie de ciborgs con piezas electrónicas en el cuerpo que nos ayuden a superar nuestras limitaciones humanas hasta el desarrollo de una nueva generación de super soldados o atletas, propuestas que aunque parezcan insólitas no pueden despreciarse, ya que quizás el futuro nos plantee serios problemas morales que debemos estar preparados para afrontar.
Una de las ideas más extremas del transhumanismo es la inmortalidad electrónica: que el cerebro de una persona pueda «escanearse» átomo a átomo para transferir sus pensamientos a un ordenador.
-Colonias fuera de este mundo:
En el futuro, la colonización de otros planetas puede dar lugar a una situación insólita: congéneres de la especie humana absolutamente aislados durante un prolongadísimo espacio de tiempo. ¿Podrían producirse cambios evolutivos? El antropólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison John Hawks explica en National Geographic que para que una nueva especie humana vuelva a surgir sería necesario un panorama semejante. Sin embargo, a pesar de que poblaciones de lugares como Australia y Papua Nueva Guinea han permanecido parcialmente aisladas durante 30.000 años, no se produjeron cambios espectaculares.
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ELPAIS
REPORTAJE: vida&artes
Demasiado niña para ser mujer
La edad de la primera regla se acerca ya en Europa a los 11,5 años - Los expertos apuntan a la obesidad como primera causa y alertan de las consecuencias psicológicas y sociales
I. DE LA FUENTE 28/11/2009
La consulta de endocrinología pediátrica del hospital Reina Sofía de Córdoba recibe a menudo a niñas en edad de jugar que acaban de experimentar un estirón prematuro. Lo mismo sucede en las consultas de endocrinología infantil de otras ciudades españolas. "¿No se puede parar esto?", preguntan a veces los padres al médico. Con "esto" los padres se refieren al crecimiento prematuro, la aparición del botón mamario, el vello, las curvas incipientes... Todo un preludio de cambios físicos anticipados en niñas que aún no tienen ocho años. "Esto" presagia el adiós a la infancia a una edad en la que jugar es todavía el verbo más conjugado. "Esto" tiene un nombre: se denomina pubertad precoz si aparece antes de los ocho años (o de los nueve en los niños). Y pubertad adelantada si los cambios se inician a partir de los ocho años.
Esta última, la adelantada, se considera una variante de la normalidad, la parte extrema de un proceso que tiende a ser cada vez más temprano en nuestras latitudes. La que preocupa a los especialistas, la patológica, es la precoz. Y ya no es tampoco una rareza. De acuerdo con los estudios existentes, su incidencia de oscila entre 1/5.000 y 1/10.000.
Los expertos coinciden: la edad media de la pubertad y en consecuencia de la primera regla, se ha adelantado en Europa. Un estudio publicado en abril de 2009 en Copenhague sostiene que las danesas inician ahora la menarquia (primera menstruación) un año antes que hace 15 años. Es un fenómeno general. Ramón Cañete, jefe de la unidad de endocrinología pediátrica y del crecimiento del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, empieza a situar ya la edad media de la primera regla entre los once y doce años. Un dato orientativo, ya que hasta ahora los especialistas tomaban como referencia los 12 y medio en nuestro entorno. Lo llamativo es que además del adelanto general del reloj de la pubertad, se está dando un desarrollo precoz en niñas que, o están sobrealimentadas o han pasado en poco tiempo de la malnutrición a una dieta más rica y variada.
"Cada vez es más frecuente ver que la pubertad se inicie entre los 8 y diez años. Las razones se desconocen aún. Puede haber factores genéticos, pero el papel de los estímulos sociales parece claro: bienestar, buena alimentación, mejores vacunas", dice Ramón Cañete. Como consecuencia, la etapa infantil se acorta. Pero la mayoría de los niños que entran en la pubertad de forma tan abrupta se sienten perplejos, e incluso divididos. En su espejo interior se ven a sí mismos como niños. En el exterior, observan sus cambios con expectación, pero no se identifican aún con ellos. Necesitan tiempo.
"Los profesionales tenemos la idea clara de que las niñas maduran más tempranamente que hace 30 o 40 años", afirma el doctor Manuel Pombo. Este especialista remite a un estudio de 1997 realizado en Estados Unidos por la doctora Marcia Herman-Giddens, que reunió datos de 17.070 niñas de edades comprendidas entre los 3 y 12 años. "El estudio concluía que el 37,8% de las niñas negras y el 10,5% de las blancas de 8 años habían iniciado su desarrollo mamario". Curiosamente, "la media de la edad de la menarquia para las niñas blancas era de 12,8 años y para las negras, de 12,1 años, no tan alejadas de la que se viene dando en nuestro medio", añade Pombo.
Algunos estudios relacionan la pubertad temprana con el aumento de la obesidad. "Las niñas con sobrepeso tienden a madurar antes que las otras", recuerda el doctor Pombo. Pero el especialista baraja también otras posibles causas. Por un lado, "la presencia de estrógenos" no ya en productos cárnicos, sino en algunos cosméticos, sobre todo los de venta no controlada". Por otro, "los llamados disruptores endocrinos", es decir, sustancias químicas como los plaguicidas u otros compuestos utilizados en la industria agroalimentaria, "capaces de alterar los mensajes que las hormonas transmiten a las células", añade Pombo.
Informes recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han advertido de la especial vulnerabilidad de los niños a la exposición de sustancias químicas durante las distintas etapas del crecimiento. La pubertad precoz o por contra, el retraso en la maduración sexual serían algunas de las consecuencias. El doctor Cañete no desdeña la influencia de estas sustancias tóxicas que favorecen la fijación de grasas, pero se muestra cauto: "Hay estudios en marcha pero están aún inmaduros para sacar conclusiones". Confía, además, en que se hayan corregido ya en la industria alimentaria prácticas del pasado basadas en añadir estrógenos a los pollos y a la carne.
Ramón Cañete atendió recientemente a varias niñas de origen nepalí adoptadas en torno a los cinco y seis años por familias andaluzas. Antes de cumplir el año en sus nuevos hogares, tiempo suficiente para familiarizarse con la dieta mediterránea, las niñas se vieron abocadas a la pubertad. Poco a poco el fenómeno se repitió en otras zonas, y no siempre ligado a la adopción internacional.
"El riesgo de tener pubertad precoz en los niños adoptados en España es entre 10 y 20 veces mayor, sobre todo si llegaron a su nueva familia con más de tres años", declara el doctor Pombo. "El cambio nutricional juega un papel evidente. En algunos casos, el paso de una dieta pobre a una más equilibrada estimularía la producción de hormonas y eso favorecería la maduración sexual. Sin olvidar que los factores psicológicos y el equilibrio personal derivado de la nueva situación, podrían precipitar la pubertad", agrega.
En estos momentos entre 20 y 25 niñas siguen tratamiento o están siendo observadas en el departamento de endocrinología pediátrica que dirige Cañete. "Veo alguna todos los días". Por el contrario, sólo tiene un niño con pubertad precoz, por lo que basándose en su experiencia, calcula que la proporción es de unas 20 niñas por niño. Una apreciación que coincide con otras estimaciones que atribuyen una proporción de entre 3 y 23 niñas por niño.
La madre apuntaba cada tanto la talla de su hijo. Con pocos años, ya parecía un árbol. No paraba. Hasta que la madre observó que no sólo crecía. Cambiaba a enorme velocidad. Se insinuaba en sus rasgos una pubertad temprana para un chaval de siete años. Era el verano de 2006 y sus padres decidieron llevar al pequeño al endocrino de un hospital madrileño. En la consulta, el chico se encontró con varias niñas de su edad. Todos tenían algo en común: un exceso de talla y en muchos casos un índice de masa corporal superior al que les correspondía por edad.
En los chavales el estirón temprano es menos frecuente, pero más inquietante: en algunos puede indicar la existencia de un tumor o una alteración. Por fortuna, "el diagnóstico de nuestro hijo fue de pubertad precoz por causa desconocida", relata la madre, Beni Martín. "Le hicieron análisis de sangre y dos resonancias magnéticas y no había ninguna causa orgánica. Así que no montamos ningún drama", añade Martín. Desde entonces, su hijo tiene que seguir una medicación (una inyección cada cierto tiempo) para frenar una masculinización excesiva para el cuerpo y la mentalidad de quien es un niño. El chaval ha aceptado esta circunstancia con naturalidad. "No hemos apreciado que sienta timidez o vergüenza en el colegio ni a la hora de hacer deporte o ir a la piscina en vacaciones", continúa la madre. Los psicólogos sostienen que la serenidad de los padres facilita que los niños vivan este proceso evolutivo sin agobios.
Algo parecido se vivió en la familia de una niña madrileña adoptada en un país latinoamericano. Los padres la llevaron al especialista de endocrinología pediátrica a los ocho años al ver que crecía apresuradamente. La prueba ósea dio algo más de un año de adelanto sobre la edad cronológica. Al encontrarse en el límite entre la pubertad precoz y la adelantada, el especialista desaconsejó que se le medicara para frenar su evolución. "Un segundo especialista al que consultamos sí dijo que podía ser tratada, pero al final nos convenció más el primer criterio", dice la madre. "No era una enfermedad, por lo tanto, no había que "medicalizar la situación", asegura. La evolución siguió su curso y la niña finalmente tuvo la primera regla en torno a los diez años. Igual que algunas chicas no adoptadas que había conocido en la sala de espera.
No siempre se actúa así. Hay especialistas y familias que optan por retrasar la primera regla hasta los once años. En algunos casos por tratarse de una clara pubertad precoz. En otros por una combinación de motivos psicológicos y sociales. Además del desconcierto con que la niña (o el niño) pude vivir estos cambios prematuros justo cuando acaba de traspasar la edad del llamado uso de razón, el doctor Cañete ha observado "sufrimiento" en algunos padres. Por la responsabilidad que se les viene encima a ellos y a sus hijos, a menudo. E incluso por el temor a que sus hijos se vean abocados a una iniciación sexual igualmente precoz. Algo que, según los especialistas, no tiene que ir en paralelo. Pero a veces los padres se sienten también inquietos por la disparidad entre las exigencias de la naturaleza y las costumbres y rituales atribuidos a la infancia. Como los padres de una niña con la pubertad muy adelantada que iba a hacer la primera Comunión en los meses siguientes: temían que la regla apareciera ese día y que, en cualquier caso, con aquel vestido de organdí que el colegio elegía para la ceremonia su hija pareciera más una novia que una comulgante.
"El tratamiento es fácil", explica el doctor Cañete. "Consiste en una inyección mensual de análogos de la GnRH (la hormona responsable de iniciar la pubertad). No se vuelve atrás, pero los cambios se detienen, no progresan", explica Ramón Cañete. ¿Durante cuánto tiempo? "Durante dos o tres años, hasta alcanzar la edad habitual del desarrollo". Cañete explica que no tiene consecuencias sanitarias o reproductivas posteriores. Algunas de estas antiguas niñas, ya adultas, han sido madres.
"Es lamentable que este fenómeno se desconozca y que no se consulte antes de la primera regla", insiste el doctor Cañete. "Una vez que se tiene la menstruación, ya no es posible frenar el proceso. En casos e indicaciones muy concretos se puede estudiar interrumpir la regla durante un corto periodo de tiempo, pero ya no influiría en la talla final. Para que la niña siga creciendo hay que intervenir antes", recuerda.
En España, la Sociedad de Endocrinología Pediátrica está tratando de centralizar los datos de seguimiento de estos pequeños pacientes para conocer en un futuro próximo la frecuencia de esta patología.
El doctor Pombo explica que una predicción de talla adulta en las niñas inferior a 155 centímetros (o por debajo en 5 centímetros de su talla genética) o una maduración del hueso avanzada en más de dos años, son algunas de las razones, además de las psicológicas, para iniciar el tratamiento con los denominados agonistas de la gonadorelina (GnRH o LHRH).
No hay que olvidar que, pasada la primera regla, la talla suele aumentar entre cuatro y siete centímetros. Una de las paradojas que experimentan algunas de estas niñas que viven con cierto pudor ser las más altas de su clase durante uno o dos cursos, es que al final pueden quedarse con una altura por debajo de sus expectativas
¿Quién me ha robado la infancia?
El impacto psicológico y emocional es acusado. El niño con pubertad precoz, más bien la niña, vive "una discrepancia entre el desarrollo somático y hormonal que aflora y el desarrollo cognitivo de su edad cronológica", explica María Jesús Mafantil del hospital Gregorio Marañón. Sin embargo, la doctora Mardomingo es clara: "No se ha establecido una relación entre pubertad precoz y psicopatología. Se trata de un trastorno hormonal, pero no entraña mayor riesgo psicológico posterior". De cualquier modo, "puede haber problemas de relación con el grupo, algo importante de cara a la afirmación personal de la niña. Y quizás extrañeza ante sí misma, ya que en la niña el proceso de maduración es más visible", añade.
El adelanto de la pubertad suele relacionarse con la puesta en marcha del interés sexual, pero "éste está medido y compensado con otros factores. El estallido hormonal no implica necesariamente un repunte de la libido a edades tan tempranas: depende de la educación, el carácter de la niña, de su madurez psicológica y otras circunstancias. No hay paralelismos", subraya Mardomingo. "Los rasgos morfológicos y los cambios físicos sí empujan en algunos casos a quemar etapas", pero la mayoría mantiene sentimientos e intereses infantiles.
¿Quién me ha robado la infancia? ¿Por qué tengo que vestirme de mayor y ser coqueta? se preguntan algunas niñas. "Quiero jugar", insisten. No todas reaccionan igual. La actitud de estas niñas-jóvenes ante los cambios que les ofrece el espejo es diversa. Algunas pisan el acelerador y comienzan a comportarse como preadolescentes en potencia: quedan con las amigas si se lo permiten sus padres, van juntas de compras, deciden que jugar es cosa de niñas pequeñas y empiezan a hablar de depilatorios y brillos de labios. Otras encorvan los hombros para esconder sus formas, viven pasivamente estos cambios, buscan compañeros de juegos más pequeños y no sienten interés por pasarse a la moda juvenil. "Que dure", dice la madre de una de estas últimas.
María Jesús Mardomingo opina que al margen del adelanto objetivo de la pubertad, hay una tendencia social o de márketing a acortar o escamotear la infancia. "Se viste a las niñas de doce años como si tuvieran 18 años". Todo se confabula para ir deprisa. Volver atrás es ya una utopía.
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EL MUNDO
INVESTIGACIÓN | Estudio sobre nuevas familias
Las parejas homosexuales ofrecen un ambiente 'excelente' para criar niños
• Las familias con partos múltiples son las más autoritarias y estresadas
• Los hogares reconstituidos de familias anteriores presentan más desajustes
• La adopción crea obstáculos iniciales que suelen superarse con normalidad
• Las uniones homosexuales son equilibradas, pero temen el rechazo social
Efe | Bilbao
Actualizado viernes 19/03/2010 12:25 horas
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Las parejas homosexuales ofrecen un ambiente familiar "excelente" para la crianza de niños porque fomentan la educación en valores como la tolerancia y destacan por su implicación de ambos en la educación, si bien temen por el rechazo social, según un estudio sobre las nuevas familias españolas.
El catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad del País Vasco Enrique Arranz ha colaborado con el profesor de la Universidad de Sevilla Alfredo Oliva en la elaboración de este estudio, pionero en España, que ha sido asesorado por la Universidad de Cambridge, sobre el desarrollo psicológico de niños y adolescentes en las nuevas estructuras familiares.
Cambio de patrones
Arranz ha dicho que "como consecuencia lógica del sistema socioeconómico" está desapareciendo la familia tradicional, en la que sólo las madres asumían la crianza de los hijos, ya que "ahora ellas trabajan, los padres no son siempre un hombre y una mujer, y cada vez más se crían hijos no biológicos".
La investigación descubre que el modelo tradicional "ni es el mejor para el desarrollo psicológico de los niños, ni se puede imponer",sino que los hijos que crecen con menores desajustes personales son los que "sufren menos momentos vitales estresantes y, en general, una mejor calidad de las relaciones familiares".
Familias de varias zonas españolas
La muestra se hizo mediante entrevistas con progenitores y niñoscorrespondientes a 214 familias mayoritariamente de Andalucía y el País Vasco, además de algunas madrileñas y catalanas, pertenecientes a seis estructuras: 39 tradicionales, 39 monoparentales, 31 homoparentales (progenitores homosexuales), 31 reconstituidas después de haber tenido otras familias anteriores, 39 con hijos de partos múltiples y 35 adoptivas.
Arranz ha explicado que en la comparación de la calidad del entorno familiar han destacado la "excelente" evaluación que lograron las parejas de homosexuales, las cuales "mayoritariamente son de mujeres, con buena solvencia económica, grandes deseos de ser madres y que dedican mucho tiempo a su hijo", que suele ser único.
Equilibrados, pero con miedo al rechazo
Los niños criados en ese ambiente familiar son, según el estudio, "los más ajustados" psicológicamente, con un entorno "estimulante" que favorece su desarrollo y con menos conflictos trascendentales en su vida,pero estas familias "viven con miedo al rechazo social".
Al valorar la situación del entorno, también dieron buenos datos el modelo tradicional y las familias adoptivas inicialmente, ya que sus hijos han sido muy deseados, si bien éstas últimas "deben afrontar una serie de situaciones difíciles con la llegada del menor, especialmente en su fase de adaptación" y suelen acumular posteriormente más casos de problemas escolares.
Reparto de tareas más equitativo
Las parejas homosexuales y los padres adoptivos son quienes mejor se reparten las tareas de educación y los que más fomentan la transmisión de valores de democracia y diálogo a la hora de resolver conflictos, frente a las madres que han tenido partos múltiples, que reflejan "mayor estrés y autoritarismo".
Por contra, ha resaltado que son los hijos de familias reconstituidas los que presentan "más desajustes" debido a que "han experimentado un mayor número" de acontecimientos estresantes, que han vivido la ruptura de su anterior familia y después deben aprender a convivir con los nuevos miembros.
En realidad, "es donde hay mayor porcentaje de fracaso" en las relaciones y "los hijos sufren mayores desajustes psicológicos, con problemas que pueden perdurar hasta que son adultos".
AMRM
lunes, 12 de abril de 2010
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