viernes, 23 de octubre de 2009

69 años de una «Histórica entrevista»

Imagen portada de ABC de la reunión de ambos líderes / ABC

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Viernes, 23 de Octubre de 2009

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69 años de una «Histórica entrevista»


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SANTIAGO CASADO | MADRID
Actualizado Viernes, 23-10-09 a las 12:04
Pasaban ocho minutos de las 3:20 de la tarde. Adolf Hitler y todo su séquito esperaba, en la estación de tren de Hendaya, la llegada de Francisco Franco. En una estación «profusamente engalanada con banderas de España y Alemania», efectuaba su entrada el tren que llevaba a la delegación española con el Cuadillo a la cabeza.
Aunque pasados los años se pudo ver que España no participó de manera activa en la II Guerra Mundial, aquella tarde se negoció en la localidad francesa la posible entrada de España en el Eje. La participación de las tropas españolas en lo que fue la mayor contienda del siglo XX.
Era 23 de octubre de 1940. A los pies del tren del Generalísimo, el Führer saludó «cordialmente» a Franco, «como corresponde a la gran amistad de los dos países». De esta manera iniciaba ABC, al igual que todos los medios, muy controlado por la censura franquista, la narración de una «entrevista histórica» entre el líder aleman, que dirigía los destinos de media europa ocupada, y el Jefe del Estado español. «En la presentación, ambos jefes cambian un saludo efusivo. El embajador de Alemania, el varon Von Stohrer, hace la presentación de los séquitos», aseguran.
El Führer saludó «cordialmente» a Franco, «como corresponde a la gran amistad de los dos países»
Tras pasar revista a un batallón de Infantería alemana que rendía honores a los dos mandatarios, los protagonistas de la reunión subieron al vagón salón del «Érika», tren oficial de Hitler. Solo accedieron a la reunión, por mandato alemán, seis personas. De parte española, Francisco Franco, el ministro de asuntos exteriores, Ramón Serrano Suñer y como traductor, el jefe de protocolo del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Barón de las Torres. Por parte alemana, Adolf Hitler, el también ministro de asuntos exteriores, Joaquim Von Ribbentrop y como traductor, el intérprete Gross. Numerosas fuentes hablan de la presencia de una tercera persona, el traductor habitual de Hitler, Paul Schimidt.
En un primer momento, Franco agradecio la posibilidad de entrevistarse con el Führer. Posteriormente, Hitler hizo una declaración de intenciones asegurando que el contexto europeo era muy positivo para Alemania, y se buscaba la entrada de España, que tendría su posicionamiento en Europa. Eso si, tendría que participar activamente en la política del Eje. En especial se trataron tres grandes temas:
- Gibraltar: la recuperación del peñon por parte española supondría para Alemania el control de la entrada en el Mar Mediterraneo. Y es que España tendría bajo su control Ceuta y Gibraltar, lo que permitiría cerrar en cualquier momento el tráfico del Mediterraneo. Al parecer, Franco recordó a Hitler la existencia del Canal de Suez, el que sería único punto de entrada.
- Marruecos francés y Orán: España se aseguraría el territorio de Marruecos francés si entra en la contienda.
- Islas Canarias: de cara a la posible entrada de los EE.UU. en la II Guerra Mundial, Hitler quería asegurarse posesiones de ultramar que le posicionaran mejor en el oceano Atlántico. Además, se adquiriría un importante valor estratégico en los combates con Inglaterra en el ámbito marino.
Tras la reunión, España varió su postura de país neutral a país no beligerante
La reunión, que se dividió en dos partes, puso sobre la mesa la situación de las dos potencias, siendo la Guerra Civil Española uno de los factores más determinantes a la hora de decidir la entrada o no de España en el conflicto mundial. Franco remarcó que España acababa de salir de tres años de lucha sin cuartel, lo que no le ponía en la mejor tesitura para poder entrar en la II Guerra Mundial.
Finalmente, y teniendo en cuenta que Alemania había logrado en el verano de 1940 la victoria frente a Francia, Polonia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, España varió su postura de neutralidad por la de no beligerancia. Esto significaba que no se produciría la entrada activa en la guerra, pero que se tenía un perfil más cercano al Eje que al de los países de la Alianza.

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